¿Quién no ha soñado alguna vez con tener una mascota? O ¿cuántas veces no has querido recoger a ese perrito triste en la calle? La verdad es que los animales son tiernos y nobles cuando se les ha tratado bien… Pero cuando han sido maltratados, se convierten en estos seres de terror -casi monstruos- como ese perro que te ladra, y casi te mata del susto, al pasar frente a una reja de la que se asoma furioso.
Si tú has decidido tener una mascota: perro, tortuga, cangrejo, gato, hurón o lo que sea… Tu compromiso es ser buena onda con ese animal que está bajo tu cuidado. Así que ¿qué tan buena onda eres con Spooky o como se llame tu mascota?
Contesta sinceramente estas preguntas con SÍ o NO.
¿Cuántas veces has oído el rollo de los frees? Sí, de esas relaciones de amigos con derechos -sin obligaciones- donde le das besos al cuate, pero nunca sabes si te volverá a llamar o a ver… Y en caso de que no lo haga, ni siquiera tienes derecho de reclamarle porque son un “free”; palabra en inglés que significa libre y por supuesto en este tipo de relaciones cada quien hace lo que quiere y si ya no te late alguien no lo vuelves a ver sin decir más.
Cómo verás, la regla de los frees es: “el que se enamora, pierde”. Pues de lo que se trata es de vivir en momento, pero sin involucrarte. Pero, ¿no crees que es injusto contigo misma el tener una relación así? ¿De qué sirve pasar tiempo con alguien, besarlo y conocerlo, sabiendo que el chiste es no amarlo?
Evitar sufrir de a gratis es pensar por ti.
¿Piensas por ti y tus sentimientos?
Contesta sinceramente estas preguntas con SÍ o NO.
Instagram, Snapchat, Facebook, Twitter y un sinfín más de recursos para estar al día en las noticias de tus amigos, sus rollos, sus romances, sus vacaciones y demás. Es como si de pronto te pudieras enterar sin esfuerzo de todo lo que pasa en el mundo de tu red social. Además de que puedes hacer un mini casting de opciones para salir al recorrer a los amigos de tus amigos y si alguno te late lo agregas y le escribes… En realidad es bastante simple ligar hoy en día. ¡Súper padre!
¡Ah! Pero hay varios trucos en estas redes que te pueden hacer caer en el mal uso de ellas y que pueden afectarte emocionalmente o meterte en problemas con los demás. Para evitarlo te doy tres sencillos tips:
Ahora para saber que tan buen uso haces de estas redes. Contesta sinceramente estas preguntas con SÍ o NO.
Antes de comenzar a leer te pido que cierres los ojos por unos segundos y recuerdes:
Ahora bien, ¿qué ha pasado con sueño? Tal vez mucha gente te haya dicho que es imposible, tal vez te convenciste de que no eras capaz de hacerlo o tal vez dejaste de soñar y te has dedicado a vivir en la ley de la inercia.
¿La ley de quéeee? La ley de la inercia… es decir en seguir avanzando sin un objetivo o un rumbo fijo. Dicen que estaba un maestro oriental enseñando a un grupo, cuando saca su arco y flecha, se venda los ojos y apunta hacia una diana. Todos los alumnos miran intrigados pensando en lo talentoso que es el maestro quien puede acertar sin mirar. El maestro dispara y cuál sería su sorpresa al descubrir que falla. ¡Ohhhh!, se escucha, cuando el maestro interrumpe para preguntar: “¿Cuál es la lección que aprendieron?”. Silencio sepulcral… Y continúa: “Ya veo… la lección es que nadie puede atinar en un objetivo que no puede ver”. Así que lo primero para seguir un sueño ¡es tener uno y verlo claramente!
Mariana es una niña tranquila, de buen carácter, amable y buena estudiante. Llegó el momento de asistir a la nueva secundaria… Desde el primer día Constanza y Daniela la vieron feo, pues era la “nueva” y por ello se comenzaron a dar el lujo de discriminarla. “Boba”, “tonta”, “nerd”, “fea”, “pobretona”, “cualquiera”… eran las palabras que rebotaban en el cerebro de esta recién ingresada a diario en las clases, en los pasillos, en el recreo y donde fuera que estas chicas rudas se encontraban a Mariana. El día pasaba lento entre las paredes de secundaria.
Mariana lo reportó a sus padres, ellos tranquilos dijeron: “Son sólo palabras, no les hagas caso y por favor no te metas en problemas, no podemos andar cambiándote de escuela”. Mariana hacía lo posible por evadir a sus agresoras, quienes a todos los que podían marginaban… disfrutaban con el dolor de otros, hasta parecía que comían lágrimas.