Me llama tanto la atención la forma de conducirse de ciertas mamás donde la sobre protección aparece de forma marcada ante cualquier cosa relacionada con sus hijos... ¿A qué me refiero? A la típica mamá gallina, a quien no le digan algo de sus polluelos, porque estalla engendrada en pantera contra quien se atreva a decirle cualquier cosa. Son mamás que se tapan los ojos ante las faltas de sus hijos y magnifican cualquier error de otro niño u otra mamá. Son mamás que creen que los niños en formación son seres perfectos que nunca se equivocan y que tienen la madurez digna de un sabio de 90 años…
Estas mamás generan conflictos y chismes donde nada importante sucede, como me comentó una señora a quien una bully mamá, ya amotinó a todas las otras señoras de un salón de clases en contra de su hija de 6 años porque llora mucho y no deja concentrarse a sus compañeros, además de que le sopló en la oreja a una niña y la mamá gallina casi muere ante semejante ofensa. Yo me pregunto ¿y la caridad? ¿No es algo importante a formar? Me cuesta mucho trabajo entender porque estás mamás hacen chismes en contra de un niño/a en formación que por supuesto tiene derecho a equivocarse y a tener alguna diferencia con otros niños. Considero que en algunos casos la sobre exposición al tema del bullying y el miedo a que sus hijos lo sufran, tiene a algunas mamás paranoicas cayendo en la exageración que las lleva a la grosería contra otras personas.
Otra cosa que me sorprende, es la posición de algunas mamás sobre a las familias donde hay divorcio o que son uniparentales… por el simple hecho de no caer en los estándares de la cajita de cereal con tintes de perfección, asumen que “hay algo muy malo con los hijos de estas familias” y exigen a las escuelas correr a ciertos niños por el simple hecho de no tener a ambos padres viviendo en la misma casa, como si esto fuera garantía de niños buenos, perfectos y decentes. Esta actitud es sin duda de una bully mamá quien no perderá ocasión en las juntas de padres de familia para difamar.
Y ¿cuáles son las herramientas de las bully mamás? Pues por supuesto que los CHATS ESCOLARES DE GRUPO donde con lujo de detalles y debates pueden despedazar a otra mamá (que por supuesto no está en el chat) sólo porque es diferente, le cae mal a alguna, hizo algo que consideran incorrecto o lo que sea… Lo mismo hacen con temas de vida o muerte como: “si hubo mucha tarea”, “si Cristóbal Colón no descubrió América como dice el cuaderno”, “que si la maestra es injusta o gritona”… y un sinfín de temas vitales que sólo estimulan en sus hijos la misma grosería y BULLYING que están viendo en sus mamás.
¿Cuando vamos a entender que la palabra mueve, pero el ejemplo arrastra? Sin duda, si eres una de las anteriormente descritas, un día no te sorprendas que tu hijo sea un bully, que despedace a las personas como lo hace su “adorable bully mamá” en los chats.
San Agustín dijo: “no hay tiempos tan duros que un hombre bueno no pueda vivir en ellos”… a lo que yo agregaría, sí sólo si, toma medidas duras. Es decir, ante la ola de corrupción que navega sobre las mentes de nuestros hijos para convencerlos de que el materialismo, la diversión malsana, la promiscuidad y la violencia son la conquista de la libertad y el uso de sus facultades individuales permitidas; los adultos, padres de familia, maestros y todos aquellos a quienes nos interese el mundo, requerimos tener posturas firmes y fortalecidas en argumentos para evitar que estas ideas se adentren de sus consciencias en formación.
Para ello, es necesario dejar atrás el relativismo, la permisividad y el justificar todas las cosas, tendencias que vemos crecer cada día al ser demasiado comprensivos en relación a los demás. Un asunto es la compasión, el no juzgar, el buscar el bien dentro de cada persona… y otra muy distinta, justificar sus malos comportamientos sin buscar solución. “Ser totalmente comprensivo le hace a uno indulgente”, dijo la escritora francesa Germaine de Staël, y resulta que en estos tiempos, ante la inminente ola de corrupción infantil, seguimos queriendo justificar el comportamiento humano y esperando que alguien, en vías de ser pervertido, recapacite “por consciencia” para volver al bien… Por supuesto que en la teoría, o en los rezos, sería genial que alguien elevara su consciencia así nada más, y que sin temor al castigo, a tener consecuencias o a una autoridad que pone orden, desistiera en sus conductas destructivas. Sin embargo, eso no sucede hoy. Ante miles de niños que se refugian tras una pistola para “jugar a la guerra” y obtener respeto y poder, después de hacer sido abusados, hacerlo resulta la oferta más atractiva a su alcance y la mejor opción disponible para evitar más abusos.
La raíz a arrancar, o el reto a superar, es, por supuesto, eliminar el maltrato infantil y lograr que cada niño tenga respeto, cuidados y atenciones que merece. El problema es que todos somos víctimas de víctimas y es muy complicado erradicar, en un dos por tres, la violencia aprendida que genera más violencia a quienes se procrea. El esfuerzo está puesto ahí y deberá seguir siendo el ideal pero en el inter se requieren medidas DURAS, PERSUASIVAS, LIMITANTES, EFICACES, SEVERAS Y TEMERARIAS para convencer a los menores de edad que la delincuencia no es un camino de respeto sino de destrucción… Que la cárcel y el castigo llegan a quien infringe la ley y que no es un juego dejar la espada de Star Wars por un cuerno de chivo. Hacerles saber que cuando matas y matas a alguien en el vídeo juego, estás cada vez más cerca de convencerte que no tiene nada malo matar en la vida real y que cuando un niño es maltratado necesita amor y atención, no volcarse a la violencia para evitar lo que repudia. Toda esta reflexión la he hecho, al ver la nota de la agencia de noticias Al Momento Noticias (www.almomento.mx) que DENUNCIA que cincuenta mil niños mexicanos han sido enrolados por el narco, las autodefensas y el Ejército, lo que me lleva a pensar en un ¿por qué? Y este es el resultado de mi reflexión.
Uno de los puntos más importantes a cuidar por los padres de familia es precisamente lo que ven sus hijos a través de los medios de comunicación. El mundo no lo podemos cambiar de un día para otro, sin embargo, sí podemos hacer que nuestros hijos tengan desde muy pequeños un juicio crítico ante lo que ven, como recomienda la asociación A favor de lo Mejor. De esta manera ayudamos a reducir la mala influencia que puedan recibir.
Algunas medidas en concreto para hacerlo son:
Estas medidas representan un paso importante para cuidar a nuestros hijos de las influencias que crean los patrones negativos. Cabe recordar que nuestra influencia como padres es LO MAS IMPORTANTE, ya que los niños copian lo que ven… Si en la casa ven violencia serán violentos; si ven prepotencia, aprenderán prepotencia; si se sienten humillados, humillarán. El hecho de que los medios de comunicación hoy sean protagonistas muy importantes en la formación de valores, no significa que los padres puedan conducirse sin ellos.
Los valores se viven, no se estudian, no se enseñan en discurso, se aprenden al observar y copiar.
Las cicatrices que viven en el alma, son esas que crean las palabras y los insultos. Son aquellas que no se ven, pero perforan tus sentimientos, cuando todos hablan de una fiesta a la que nadie te invitó o cuando te quedas solo sin tener con quien hablar en un lugar. Duelen las amenazas cuando alguien dice que hará públicos nuestros defectos o errores y sólo ver la posibilidad de caer en el abismo de la difamación, crea una cicatriz que no se ve, pero cómo duele…
Pasados muchos años, el sólo hecho de recordar estos momentos de vergüenza, detonan de nuevo el sentimiento de terror y humillación que se vivieron y muchas veces los ojos se siguen llenando de lágrimas con sólo pensarlo. Esto es una cicatriz.
Se dice que una persona que sufrió bullying puede presentar el mismo stress post-traumático que una persona que vivió una guerra o un desastre natural. También dicen los científicos que la serotonina, sustancia del bienestar, se reduce en el bulleado y el cortizol, se reduce en el bully, siendo la reducción en la producción de esta sustancia, lo que lleva a los agresores a ser más hostiles.
Tanto duelen estas cicatrices del alma, que no sólo reducen tus niveles de químicos en el cuerpo, sino que al pasar el tiempo y después de no recibir atención, el TOC –Trastorno Obsesivo Compulsivo- puede aparecer en quien sufrió bullying. Dicen los expertos en los estudios, como la Dra. Betty Zanolly, que no es suficiente alejarse del problema, se debe atender con profesionales, pues además un bulleado tiene 10 veces más de probabilidades de suicidarse.
¿Te has puesto a pensar que quizás tú representas el 2% del mundo?... ¿Cómo? Bueno pues tienes una computadora para leer esto, inteligencia, salud y educación para comprenderlo, te interesa el mundo y quieres cobrar consciencia. Si así es, ¡felicidades! Eres el 2% del mundo. Y si eres papá o mamá de alguien pues seguramente estarás ocupado en darles a tus hijos la mejor educación, valores, principios…
Así diríamos que los padres del 2% deberían estar agradecidos de no vivir en extrema pobreza, de poder alimentar y vestir a su familia, compartir con ellos avances de tecnología, darles educación y quizás hasta lujos, coches y vacaciones.
Sin embargo, he notado un fenómeno muy curioso entre los papás del 2%. He notado que están VERDADERAMENTE ENOJADOS. En el afán de exigir buena educación para sus hijos y lo mejor de lo mejor en todos sentidos, en ocasiones se tornan hostiles, prepotentes y hasta groseros para hacer valer este derecho al que da acceso su nivel social, económico y cultural. Es como si por pagar, tuvieran derecho a irle a gritonear a la maestra por cualquier cosa que no les parece, que pudieran casi humillar al valet parking por tardarse en traer su coche y como si este nivel les comprara un aire de sabiduría en donde en TODO deben meter la nariz y controlar TODO.
Esta actitud de los papás del 2% tiene atemorizados y maniatados a los maestros quienes sólo quieren lo mejor para sus alumnos y para ello, en ocasiones, deben llamar la atención, dejar tarea extra o un trabajo especial… ¡Ah! Pero esto es inaudito para los papás del 2%, ellos quieren decidir lo que deben o no hacer los maestros, cuanta tarea dejar y a veces hasta cuestionan los datos de los cuadernos, dejando al maestro SIN AUTORIDAD NI RESPETO.
En verdad me cuesta mucho trabajo entender como las personas más afortunadas del país se comportan como si fueran las más desgraciadas, carentes, incompletas y enojadas del mundo. ¿No será tiempo de valorar y dejar de hacer huracanes en las malteadas?