Las cicatrices que viven en el alma, son esas que crean las palabras y los insultos. Son aquellas que no se ven, pero perforan tus sentimientos, cuando todos hablan de una fiesta a la que nadie te invitó o cuando te quedas solo sin tener con quien hablar en un lugar. Duelen las amenazas cuando alguien dice que hará públicos nuestros defectos o errores y sólo ver la posibilidad de caer en el abismo de la difamación, crea una cicatriz que no se ve, pero cómo duele…
Pasados muchos años, el sólo hecho de recordar estos momentos de vergüenza, detonan de nuevo el sentimiento de terror y humillación que se vivieron y muchas veces los ojos se siguen llenando de lágrimas con sólo pensarlo. Esto es una cicatriz.
Se dice que una persona que sufrió bullying puede presentar el mismo stress post-traumático que una persona que vivió una guerra o un desastre natural. También dicen los científicos que la serotonina, sustancia del bienestar, se reduce en el bulleado y el cortizol, se reduce en el bully, siendo la reducción en la producción de esta sustancia, lo que lleva a los agresores a ser más hostiles.
Tanto duelen estas cicatrices del alma, que no sólo reducen tus niveles de químicos en el cuerpo, sino que al pasar el tiempo y después de no recibir atención, el TOC –Trastorno Obsesivo Compulsivo- puede aparecer en quien sufrió bullying. Dicen los expertos en los estudios, como la Dra. Betty Zanolly, que no es suficiente alejarse del problema, se debe atender con profesionales, pues además un bulleado tiene 10 veces más de probabilidades de suicidarse.
Y algunos números impactantes:
23% de los alumnos sufren bullying en España
160,000 alumnos en Estados Unidos dejan de ir a clases cada año por ser agredidos
1.4 millones de estudiantes en Francia lo sufren
Y dice UNICEF que el 70% de los alumnos va a sufrir o ha sufrido bullying.
Datos mundiales drásticos y sádicos que nos indican que las cicatrices el alma deben parar. La formación de la consciencia, empieza en la niñez, hoy no hay pretexto de que “no saben lo que hacen”, pues dicen los sabios que: quien no tiene juicio a los 7 no lo tendrá a los 70.
“Ese gérmen delictivo es lo que debemos erradicar”, dijo Aristóteles, y eso que no vivió en estos días… Así que si tenemos niños psicópatas es por una sociedad psicópata cuya culpa le impide volver a educar con límites, disciplina, autoridad y reglas. ¿Hasta cuándo?