Hoy 10 de enero, 2020, la tragedia escolar nos conmueve una vez más, pues hace unas horas en el Colegio Cervantes de Torreón, un niño de apenas 11 años de edad, disparó contra su maestra María Assaf Medina quien falleció y él posteriormente se suicidó, ambos, descansen en paz y estaré rezando por tres heridos más, derivados de tan lamentable incidente.
Hace tres años, precisamente en enero del 2017, en el Colegio Americano de Monterrey, sucedió un tiroteo por primera vez, y ese hecho, cambió por completo los niveles de violencia en nuestro país, no sólo en las escuelas, sino en la sociedad como conjunto. Recuerdo perfectamente que ese día lloré, lloré mucho, pues después de 10 años dedicada a prevenir el bullying, a prevenir los videojuegos violentos, PREVENIR QUE SE LES DE CELULAR A LOS NIÑOS PEQUEÑOS, de nada habían servido mis esfuerzos, puesto que la puerta, a partir de ese terrible 18 de enero del 2017, ya estaba abierta.
Muchas veces me sorprendo pensando en cómo a veces los padres nos dedicamos el tiempo entero en trabajar para darles lo mejor a nuestros hijos sin parar. No existe una mamá o un papá que no quisiéramos darles nuestros hijos la educación en la mejor escuela, los mejores regalos en su cumpleaños y en navidad y por supuesto que el viaje soñado a Disney donde por fin sacaríamos la foto del año familiar, mostrando haber cumplido el sueño -de todo niña o todo niño- al ver en vivo a su princesa favorita o a su Buzz Lightyear en acción.
Ahorramos cada peso, cada momento y cada instante para ese día esperado… para ese momento soñado… para ese día de cumplir sus sueños. Dejamos días incompletos, por jornadas largas e interminables, para ahorrar el dinero y la energía necesaria para ello.
Sin embargo, hay veces que nos perdemos los momentos cotidianos como morder el primer elote lleno de mayonesa o verlos escribir su primera carta al ratón de los dientes con la ilusión de haber crecido y recibir a cambio de su diente, una moneda que le trajo un personaje mágico que los llena de ilusión… ¡Y qué decir de las cosas fundamentales de la vida como las juntas con los maestros o las reuniones de padres de familia para dar una mejor educación…! A veces ir a estos eventos nos cuesta un gran trabajo porque los consideramos actividades fuera de la agenda, que nos quitan tiempo para construir ese ahorro, para ese sueño.
Y pienso, ¿Qué fue primero el sueño o las bases para vivirlo? Así recordé esta historia que me llena de ternura y que hoy comparto contigo:
Trixia Valle participa en la sección #SobreLaMesa del programa Sale el Sol de Imagen Televisión, en donde se analiza la Coprolalia, la tendencia patológica a proferir obscenidades, malas palabras o palabrotas. ¡No te pierdas lo que aquí se dijo!
En #SobreLaMesa estamos hablando de las malas palabras o palabrotas. @saleelsoltv ☀️ https://t.co/8SsCdf38Qv
— Imagen Televisión (@ImagenTVMex) November 4, 2019
Mucha gente en nuestro país asegura que hablar con groserías es parte de lo que “somos” como mexicanos. Sin embargo, existe un límite entre saberlas, usarlas y abusar de ellas... hoy considero que hemos rebasado el uso de groserías en el léxico diario donde ya no hay reparo por dónde, con quién y cuándo utilizar palabrotas. Basta pasar frente a un grupo de jóvenes de secundaria o preparatoria para darnos cuenta de la cantidad de obscenidades que propinan por minutos, suele dar tristeza ver a jovencitas y jovencitas hermosas con boca de carretoneros.
Pues justamente, yo considero que en México, por si fueran pocos los problemas que tenemos estamos generando coprolalia, que es el uso patológico de las groserías y maldiciones.
Para comprender mejor, coprolalia significa: del griego κόπρος, que significa 'heces' y λαλία 'balbucear') es la tendencia patológica a proferir obscenidades. Esta tendencia circunscribe todas las palabras y frases consideradas culturalmente tabúes o inapropiadas en el ámbito social.
El temperamento es la peculiaridad e intensidad individual de nuestra mente, humor y motivación. El término proviene del latín temperamentum, que quiere decir: ‘medida’. Por ello, es la manera natural con que un ser humano interactúa con el entorno pues es su esencia hereditaria, con lo que ha nacido una persona, y no influyen factores externos en él pues está basado en las características del tipo de sistema nervioso.
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El temperamento está relacionado con la influencia endocrina, debido a los genes, y que se manifiesta en determinados rasgos físicos y psicológicos. El temperamento y el carácter definen la personalidad del ser humano; y la diferente combinación e intensidad que éstos se manifiesten en sus diferentes áreas, nos hacen únicos y humanos. Los temperamentos o el temperamento es el rasgo descriptivo del estilo de actuar que nos distingue de los demás como únicos e irrepetibles, de modo que podamos armonizar con ellos.