Uno de los puntos más importantes a cuidar por los padres de familia es precisamente lo que ven sus hijos a través de los medios de comunicación. El mundo no lo podemos cambiar de un día para otro, sin embargo, sí podemos hacer que nuestros hijos tengan desde muy pequeños un juicio crítico ante lo que ven, como recomienda la asociación A favor de lo Mejor. De esta manera ayudamos a reducir la mala influencia que puedan recibir.
Algunas medidas en concreto para hacerlo son:
Estas medidas representan un paso importante para cuidar a nuestros hijos de las influencias que crean los patrones negativos. Cabe recordar que nuestra influencia como padres es LO MAS IMPORTANTE, ya que los niños copian lo que ven… Si en la casa ven violencia serán violentos; si ven prepotencia, aprenderán prepotencia; si se sienten humillados, humillarán. El hecho de que los medios de comunicación hoy sean protagonistas muy importantes en la formación de valores, no significa que los padres puedan conducirse sin ellos.
Los valores se viven, no se estudian, no se enseñan en discurso, se aprenden al observar y copiar.
Las cicatrices que viven en el alma, son esas que crean las palabras y los insultos. Son aquellas que no se ven, pero perforan tus sentimientos, cuando todos hablan de una fiesta a la que nadie te invitó o cuando te quedas solo sin tener con quien hablar en un lugar. Duelen las amenazas cuando alguien dice que hará públicos nuestros defectos o errores y sólo ver la posibilidad de caer en el abismo de la difamación, crea una cicatriz que no se ve, pero cómo duele…
Pasados muchos años, el sólo hecho de recordar estos momentos de vergüenza, detonan de nuevo el sentimiento de terror y humillación que se vivieron y muchas veces los ojos se siguen llenando de lágrimas con sólo pensarlo. Esto es una cicatriz.
Se dice que una persona que sufrió bullying puede presentar el mismo stress post-traumático que una persona que vivió una guerra o un desastre natural. También dicen los científicos que la serotonina, sustancia del bienestar, se reduce en el bulleado y el cortizol, se reduce en el bully, siendo la reducción en la producción de esta sustancia, lo que lleva a los agresores a ser más hostiles.
Tanto duelen estas cicatrices del alma, que no sólo reducen tus niveles de químicos en el cuerpo, sino que al pasar el tiempo y después de no recibir atención, el TOC –Trastorno Obsesivo Compulsivo- puede aparecer en quien sufrió bullying. Dicen los expertos en los estudios, como la Dra. Betty Zanolly, que no es suficiente alejarse del problema, se debe atender con profesionales, pues además un bulleado tiene 10 veces más de probabilidades de suicidarse.
¿Te has puesto a pensar que quizás tú representas el 2% del mundo?... ¿Cómo? Bueno pues tienes una computadora para leer esto, inteligencia, salud y educación para comprenderlo, te interesa el mundo y quieres cobrar consciencia. Si así es, ¡felicidades! Eres el 2% del mundo. Y si eres papá o mamá de alguien pues seguramente estarás ocupado en darles a tus hijos la mejor educación, valores, principios…
Así diríamos que los padres del 2% deberían estar agradecidos de no vivir en extrema pobreza, de poder alimentar y vestir a su familia, compartir con ellos avances de tecnología, darles educación y quizás hasta lujos, coches y vacaciones.
Sin embargo, he notado un fenómeno muy curioso entre los papás del 2%. He notado que están VERDADERAMENTE ENOJADOS. En el afán de exigir buena educación para sus hijos y lo mejor de lo mejor en todos sentidos, en ocasiones se tornan hostiles, prepotentes y hasta groseros para hacer valer este derecho al que da acceso su nivel social, económico y cultural. Es como si por pagar, tuvieran derecho a irle a gritonear a la maestra por cualquier cosa que no les parece, que pudieran casi humillar al valet parking por tardarse en traer su coche y como si este nivel les comprara un aire de sabiduría en donde en TODO deben meter la nariz y controlar TODO.
Esta actitud de los papás del 2% tiene atemorizados y maniatados a los maestros quienes sólo quieren lo mejor para sus alumnos y para ello, en ocasiones, deben llamar la atención, dejar tarea extra o un trabajo especial… ¡Ah! Pero esto es inaudito para los papás del 2%, ellos quieren decidir lo que deben o no hacer los maestros, cuanta tarea dejar y a veces hasta cuestionan los datos de los cuadernos, dejando al maestro SIN AUTORIDAD NI RESPETO.
En verdad me cuesta mucho trabajo entender como las personas más afortunadas del país se comportan como si fueran las más desgraciadas, carentes, incompletas y enojadas del mundo. ¿No será tiempo de valorar y dejar de hacer huracanes en las malteadas?
¿Qué son las emociones? Son el impulso que nos lleva a actuar en determinada manera dentro de alguna situación y surgen de un pensamiento que detona en un sentimiento y lleva a una emoción que determina la acción. ¡Ay que enredo! No en realidad es sencillo, un ejemplo:
Pensamiento= Todos los hombres son groseros
Sentimiento= Me chocan los hombres (rechazo)
Emoción= “Estoy enojada con los hombres porque me chocan”
Acción= Contestas agresivamente o déspota ante cualquier hombre: ¡¿Qué quieres?!
De esta manera un pensamiento detona un evento y todo tu día se puede quedar aplastado por tu emoción, por ello se dice: “que tu emoción no controle tu acción”. ¿Fácil? No, por supuesto que el autocontrol es complicado y más en las grandes ciudades, donde hay un contagio de emociones negativas que flotan como una nata que te atrapa en la actitud de: ¡Para o disparo! Pues claro que no es sencillo controlar tus emociones para que tus acciones sean positivas.
Sin embargo, es tarea de todos los adultos enseñar a los niños y jóvenes en formación a auto controlarse, siendo los adultos responsables de dar ejemplo… ¡Ay, pero cómo cuesta! Cuesta mucha consciencia evitar el arrebato emocional, pero si en vez de controlar el agua cuando se va a derramar, se va sacando poco a poco, nunca llega a derramarse. Así con las emociones, si sacas poco a poco los pensamientos negativos, jamás se convertirán en sentimientos, que creen emociones y así te hagan arrepentirte de tus acciones.
Yo trato todos los días y a veces me contagio con “para o disparo” al volverme una máquina de agresión ante la prisa, la sobrepoblación, el estrés y demás… Así que si fallas no te culpes, simplemente: VUELVE A COMENZAR.
La era chocolate… ¿qué es esto? ¿a qué se refiere? En realidad es sencillo: se trata de ese momento en que nuestros hijitos que nos adoraban y veían con cara de soy tu fan se dan cuenta que han crecido y entran a las nuevas etapas de la vida, que comienzan con la pre adolescencia, pubertad, adolescencia, juventud y este proceso puede durar hasta 20 o 30 años… ¡Ay Dios mío! ¿Tanto así? Pues sí, y sin afán de exagerar, las nuevas generaciones tienen una consigna de “forever Young” (por siempre joven) donde vemos a muchos adultos viviendo una verdadera adolescencia, pero este es otro tema...
Y ¿por qué llamarle era chocolate? Pues porque en esta etapa, TODO te choca y NADA te late… Por supuesto que sientes que el mundo entero está en tu contra, hay un complot en contra tuya, la maestra seguramente tiene tu foto en corcho como formato para lanzarle dardos y todas las noches dice cuanto te odia mientras te dispara dardos… ¡jajaja!
En estos años se crea un complejo de referencia en donde piensas que si alguien se detuvo en la calle fue para molestarte y si se cae una hoja de un árbol es muestra de la pésima suerte que tienes. También se comienza a juzgar todo y los primeros en la lista de candidatos a juicio son los padres, por ello NO HAY QUE ENGANCHARSE.
Oscar Wilde decía una sabia frase:
“Los niños comienzan por amar a sus padres,
Cuando crecen los juzgan
Y ocasionalmente los perdonan”.
Nada más cierto que esto durante la era chocolate, lo bueno para los padres es que hay una vacuna: NO LOS PELES, no hagas caso de sus críticas que van de -hirientes a muy hirientes- porque en realidad es un proceso de maduración por el que todos pasamos y una vez que pase, si lo manejaste bien y no te agarraste de pleito casado con tus hijos, regresarán a la normalidad. ¡Lo prometo! Así que ponte tres capas de mantequilla y hasta agárrale el sentido del humor a la era CHOCOLATE, entre menos te enganches más rápido pasará. ¡Ya verás!