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Todos los sueños se pueden realizar... si lo crees, lo creas.
Realmente mi primer semestre fue muy, muy, MUY difícil en la cuestión de que me faltaba mucho nivel de matemáticas y llegué a pensar que todo lo que había aprendido de estructuras era nada comparado con lo que tenía que saber, por lo que me estaba quedando muy atrás respecto al grupo. Por más que estudiaba y me desvelaba simplemente no me aclimataba al ritmo ni al nivel y esto me hizo sentir muy mal, inclusive caí enfermo varias veces y prácticamente lo único con lo que lidiaba era con un sentido de desvalorización que me abrumaba.
Sin embargo, dentro de lo malo hubo algo que fue muy curioso y ocurrió a finales de Octubre cuando yo ya decía “simplemente no puedo más, esto es demasiado y no creo salir vivo de ésta”. Probablemente la mejor y más grande empresa de diseño de estructuras del mundo, ARUP, la que hizo realidad la Ópera de Sydney, ha diseñado la mitad de los rascacielos de Hong Kong y está actualmente diseñando todos los estadios de las Olimpiadas de China, vino a MIT a reclutar gente. Yo fui como la quinta persona en ser entrevistada de un total de 15, entre ellos gente con doctorado y mis brillantes compañeros de la maestría, con su dominio absoluto de ecuaciones diferenciales y sacando dieces en sus exámenes. Cuando varios de los compañeros salieron decían: “Pues la entrevista muy fácil, sólo me preguntaron qué me gustaba hacer en mi tiempo libre, qué materias eran las que más me habían gustado y mi promedio en la escuela”.
Llegó mi turno:
- Entrevistador: Andrés, ya vimos que tienes algo de experiencia en el diseño de edificios, ¿me puedes dibujar la planta del edifico más complicado que hayas calculado?
- Andrés: Aquí está.
- Entrevistador: Muy bien, dada la forma del edificio veo que tiene un problema, en qué lugares deben estar ubicados los muros de cortante.
- Andrés: Aquí y aquí.
- Entrevistador: Dices que sabes postensado, ¿cuál es la tensión de los cables y qué diámetro es el que utilizas?
- Andrés: 11,500 kilos y la industria suele preferir los de media pulgada…
- Entrevistador: ¿Me puedes dibujar el puente que estás diseñando para tu proyecto en MIT?
- Andrés: Seguro…
- Entrevistador: ¿Qué interesante diseño? ¿Pero no crees que aquí tiene un problema?
- Andrés: Sí, el diseño magnifica los momentos flexionantes de la estructura en este punto por lo que tendremos que solucionarlo de tal y tal manera…
Y la entrevista continuó… Después de media hora salí y me quedé pensando: ¿No que la entrevista no tenía nada que ver con lo técnico, por qué no me preguntaron nada de mis calificaciones ni de mi tiempo libre?
Dos semanas después, a mediados de noviembre. Me levanté tarde un Miércoles, me sentía bastante mal porque el día anterior había recibido mi calificación de un examen de Dinámica Estructural Avanzada y había sacado un deprimente 30 cuando el promedio del grupo era 92, probablemente había sido el más bajo del grupo. No quería ni siquiera levantarme ese día y sonó el teléfono:
Hola Andrés, soy la reclutadora de ARUP, queremos decirte que estamos muy interesados en tu perfil y nos gustaría entrevistarte en Nueva York en enero, ¿te parece bien el 7 de Enero a las 11 de la mañana? Yo estaba en shock y lo único que dije: Perdone, pero los camiones sólo salen a las 7 de la mañana de Boston y tardan más de 4 horas en llegar a Nva. York. ¿Podría ser la entrevista a la una de la tarde para llegar con tiempo? La verdad es que no tengo dinero para pagar un hotel en nva. York la noche anterior… Respuesta: No, la verdad te necesitamos aquí a las once de la mañana, así que en este momento te mando tu boleto de avión y te pagamos los costos de taxis.
Definitivamente me quedé paralizado, no podía ni creerlo. Llegué a MIT ese día y resulta que de los quince, nos habían elegido a tres para la segunda fase. Muchos de los genios matemáticos habían recibido una carta en la que no habían pasado a la siguiente fase y uno podía notar las caras de: “Por qué a este bruto lo pasaron a la segunda fase y a mí no”.
Llegó el día 7 de Enero, había pasado Navidad en México y simplemente no quería regresar a Boston a continuar con la tortura, pero había que hacerlo. Fui a Nva. York en avión. Llegué a la oficina y me entrevistó el Director. Me hizo un examen de estructuras frente a él, algunas cuestiones simples, otras bastante complicadas, en resumen yo creo que obtuve un 70% de aciertos. Y cuéntame Andrés, qué tal estuvo tu promedio el semestre pasado, en qué materia te fue peor…
No cabe duda que la tentación de mentir es muy grande, más cuando no puedes lucir algo, y simplemente respondí. No me fue muy bien, saqué varias B´s (lo cual es un pecado mortal en Estados Unidos) y en Dinámica Estructural saqué una C (en resumen, me merecía el infierno por haber dicho eso). Ah caray, es una nota muy baja… Sí lo sé, realmente fue una materia muy difícil para mí. La respuesta del Director: ¡Bah! No te preocupes, yo también saqué C en esa materia cuando estudié en Cornell, y para serte sincero, jamás utilizas esas ecuaciones diferenciales en la práctica. No sabes el alivio que sentí cuando escuché eso.
Bueno Andrés, pues quiero invitarte a comer conmigo. Nuevamente estaba en shock, ¿el Director me estaba invitando a comer? ¿Y por qué en shock? Ah, porque a mis otros dos compañeros de MIT ya los habían entrevistado y a la hora de acabar el examen les dijeron: mucho gusto, nosotros te hablamos en un mes. Así que el Director me invitó a comer, hablamos de mi trabajo en México, la maestría, mi difícil proceso de entrar a MIT, el aún más difícil proceso de conseguir la beca y todas las que me habían negado a lo que me dijo: “Realmente es de valorarse todo por lo que pasaste para llegar a esta Universidad, pero me da gusto que lo hayas cumplido”.
En fin, regresamos a la empresa, me presentó con mucha gente y me dio una vuelta por todas las “maravillas” que ARUP hacía. En fin Andrés, me dio mucho gusto conocerte. En un mes te contactaremos para darte nuestra resolución.
Cinco días antes de mi cumpleaños en febrero recibo una llamada telefónica: Hola Andrés, estamos muy interesados en tu perfil y queremos hacerte una propuesta de trabajo y económica, nos gustaría que trabajaras con nosotros y por favor danos tu respuesta en dos semanas a lo sumo. Nuevamente, la vida estaba dando muchas vueltas, sólo a mí me habían hablado, y sí, “el bruto de la clase” había sido el primero en conseguir trabajo. Evidentemente acepté.
A partir de ahí, las cosas se tornaron un poco mejor. Ya tenía trabajo y mis ánimos gradualmente fueron mejorando. Las clases empezaron a tener sentido, los exámenes dejaron de ser tan complicados (o más bien, probablemente dejé de verlos tan complicados). ¿La tesis? Esa fue una historia aparte, el programa es muy intensivo entonces prácticamente tienes que dedicarle parte de tus últimos dos meses a tu tesis, y digo parte porque tienes que seguir haciendo trabajos, tareas… En fin, apenas hace un mes pude realmente comenzar con mi tesis cuando prácticamente el 80% de mis compañeros de la maestría ya llevaba al menos unas 50 páginas escritas. Yo ni siquiera sabía por dónde empezar con mi tema. Había realizado el modelo de un edificio, mi modelo no se comportaba de forma ideal en la computadora y en resumen, me tomó 2 semanas y media hacerlo funcionar, lo que significaba: sí, menos de semana y media para escribir al menos unas 60 páginas con calidad.
Entre mis compañeros de maestría y yo nos apoyamos. Llega un punto en el que verdaderamente te hartas de que llevas toda la semana trabajando, llega el Sábado por la noche y… ¿Adivina qué? Tienes que seguir trabajando o no acabarás. Dada esta deprimente situación, un Sábado antes de entregar la tesis decidimos lo siguiente: no podíamos ir a un bar, pero haríamos de nuestro laboratorio un bar (sé que la imagen es patética pero no quedaba de otra). En fin, compramos nuestros licores y mientras las copas seguían y fluían, seguíamos escribiendo nuestras tesis. Debo confesar, que sí me puse un poco borrachillo pero escribí 5 páginas impresionantemente bien y desarrollé una matriz de estructuras en Excel que me quedó… ufff. Nota, no por esto me haré un alcohólico pero las ideas fluyeron como nunca.
Mi tesis fue finalmente aprobada, no tenía mucho texto pero sí un modelo estructural bien hecho, muchas fotos y resultados. Cuando mi profesor la vio simplemente me dijo: en verdad que me gusta tu tesis, creo que es de las pocas que he visto que tienen algo de original, casi todos tus compañeros escribieron cientos de páginas pero porque copiaron todo de los libros. Te voy a pedir un favor, imprímeme una copia porque la quiero tener. Wow, fue el mejor cumplido que pudieron haberme dicho. Una semana después revisé mis calificaciones: este semestre saqué puras “A´s”, así que acabé el semestre con un promedio perfecto o manejado en términos gringos: con un GPA de 5.0.
Así que finalmente la historia tiene un final feliz y fue cuando me paré enfrente del “Gran Domo” hace una semana, viendo el edificio principal de MIT me quedé pensando cómo ese sueño se originó hace ya diez años cuando vi la película “Mente Indomable” y lo imposible que parecía que yo estudiara aquí en ese momento, todos los altibajos por los que pasé y cuántas piedras no se interpusieron en el camino. Y ahora, mi sueño ya fue una realidad, se cumplió, estoy por graduarme. ¿Y ahora qué sigue? Pues… tengo que seguir creando sueños, el siguiente gran sueño de mi vida es construir mi edificio “T”, diseñar su estructura, hacer los planos, construirlo y verlo girar. ¿Imposible? Bueno… los sueños tienen un problema muy particular: cuando trabajas y crees en ellos, terminan haciéndose una realidad…

 

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Realmente mi primer semestre fue muy, muy, MUY difícil en la cuestión de que me faltaba mucho nivel de matemáticas y llegué a pensar que todo lo que había aprendido de estructuras era nada comparado con lo que tenía que saber, por lo que me estaba quedando muy atrás respecto al grupo. Por más que estudiaba y me desvelaba simplemente no me aclimataba al ritmo ni al nivel y esto me hizo sentir muy mal, inclusive caí enfermo varias veces y prácticamente lo único con lo que lidiaba era con un sentido de desvalorización que me abrumaba.

Sin embargo, dentro de lo malo hubo algo que fue muy curioso y ocurrió a finales de Octubre cuando yo ya decía “simplemente no puedo más, esto es demasiado y no creo salir vivo de ésta”. Probablemente la mejor y más grande empresa de diseño de estructuras del mundo, ARUP, la que hizo realidad la Ópera de Sydney, ha diseñado la mitad de los rascacielos de Hong Kong y está actualmente diseñando todos los estadios de las Olimpiadas de China, vino a MIT a reclutar gente. Yo fui como la quinta persona en ser entrevistada de un total de 15, entre ellos gente con doctorado y mis brillantes compañeros de la maestría, con su dominio absoluto de ecuaciones diferenciales y sacando dieces en sus exámenes. Cuando varios de los compañeros salieron decían: “Pues la entrevista muy fácil, sólo me preguntaron qué me gustaba hacer en mi tiempo libre, qué materias eran las que más me habían gustado y mi promedio en la escuela”. 

Llegó mi turno:

- Entrevistador: Andrés, ya vimos que tienes algo de experiencia en el diseño de edificios, ¿me puedes dibujar la planta del edifico más complicado que hayas calculado? 

- Andrés: Aquí está. 

- Entrevistador: Muy bien, dada la forma del edificio veo que tiene un problema, en qué lugares deben estar ubicados los muros de cortante. 

- Andrés: Aquí y aquí. 

- Entrevistador: Dices que sabes postensado, ¿cuál es la tensión de los cables y qué diámetro es el que utilizas? 

- Andrés: 11,500 kilos y la industria suele preferir los de media pulgada… 

- Entrevistador: ¿Me puedes dibujar el puente que estás diseñando para tu proyecto en MIT? 

- Andrés: Seguro… 

- Entrevistador: ¿Qué interesante diseño? ¿Pero no crees que aquí tiene un problema? 

- Andrés: Sí, el diseño magnifica los momentos flexionantes de la estructura en este punto por lo que tendremos que solucionarlo de tal y tal manera… 

Y la entrevista continuó… Después de media hora salí y me quedé pensando: ¿No que la entrevista no tenía nada que ver con lo técnico, por qué no me preguntaron nada de mis calificaciones ni de mi tiempo libre? 

Dos semanas después, a mediados de noviembre. Me levanté tarde un Miércoles, me sentía bastante mal porque el día anterior había recibido mi calificación de un examen de Dinámica Estructural Avanzada y había sacado un deprimente 30 cuando el promedio del grupo era 92, probablemente había sido el más bajo del grupo. No quería ni siquiera levantarme ese día y sonó el teléfono: 

Hola Andrés, soy la reclutadora de ARUP, queremos decirte que estamos muy interesados en tu perfil y nos gustaría entrevistarte en Nueva York en enero, ¿te parece bien el 7 de Enero a las 11 de la mañana? Yo estaba en shock y lo único que dije: Perdone, pero los camiones sólo salen a las 7 de la mañana de Boston y tardan más de 4 horas en llegar a Nva. York. ¿Podría ser la entrevista a la una de la tarde para llegar con tiempo? La verdad es que no tengo dinero para pagar un hotel en nva. York la noche anterior… Respuesta: No, la verdad te necesitamos aquí a las once de la mañana, así que en este momento te mando tu boleto de avión y te pagamos los costos de taxis. 

Definitivamente me quedé paralizado, no podía ni creerlo. Llegué a MIT ese día y resulta que de los quince, nos habían elegido a tres para la segunda fase. Muchos de los genios matemáticos habían recibido una carta en la que no habían pasado a la siguiente fase y uno podía notar las caras de: “Por qué a este bruto lo pasaron a la segunda fase y a mí no”. 

Llegó el día 7 de Enero, había pasado Navidad en México y simplemente no quería regresar a Boston a continuar con la tortura, pero había que hacerlo. Fui a Nva. York en avión. Llegué a la oficina y me entrevistó el Director. Me hizo un examen de estructuras frente a él, algunas cuestiones simples, otras bastante complicadas, en resumen yo creo que obtuve un 70% de aciertos. Y cuéntame Andrés, qué tal estuvo tu promedio el semestre pasado, en qué materia te fue peor… 

No cabe duda que la tentación de mentir es muy grande, más cuando no puedes lucir algo, y simplemente respondí. No me fue muy bien, saqué varias B´s (lo cual es un pecado mortal en Estados Unidos) y en Dinámica Estructural saqué una C (en resumen, me merecía el infierno por haber dicho eso). Ah caray, es una nota muy baja… Sí lo sé, realmente fue una materia muy difícil para mí. La respuesta del Director: ¡Bah! No te preocupes, yo también saqué C en esa materia cuando estudié en Cornell, y para serte sincero, jamás utilizas esas ecuaciones diferenciales en la práctica. No sabes el alivio que sentí cuando escuché eso. 

Bueno Andrés, pues quiero invitarte a comer conmigo. Nuevamente estaba en shock, ¿el Director me estaba invitando a comer? ¿Y por qué en shock? Ah, porque a mis otros dos compañeros de MIT ya los habían entrevistado y a la hora de acabar el examen les dijeron: mucho gusto, nosotros te hablamos en un mes. Así que el Director me invitó a comer, hablamos de mi trabajo en México, la maestría, mi difícil proceso de entrar a MIT, el aún más difícil proceso de conseguir la beca y todas las que me habían negado a lo que me dijo: “Realmente es de valorarse todo por lo que pasaste para llegar a esta Universidad, pero me da gusto que lo hayas cumplido”.

En fin, regresamos a la empresa, me presentó con mucha gente y me dio una vuelta por todas las “maravillas” que ARUP hacía. En fin Andrés, me dio mucho gusto conocerte. En un mes te contactaremos para darte nuestra resolución. 

Cinco días antes de mi cumpleaños en febrero recibo una llamada telefónica: Hola Andrés, estamos muy interesados en tu perfil y queremos hacerte una propuesta de trabajo y económica, nos gustaría que trabajaras con nosotros y por favor danos tu respuesta en dos semanas a lo sumo. Nuevamente, la vida estaba dando muchas vueltas, sólo a mí me habían hablado, y sí, “el bruto de la clase” había sido el primero en conseguir trabajo. Evidentemente acepté. 

A partir de ahí, las cosas se tornaron un poco mejor. Ya tenía trabajo y mis ánimos gradualmente fueron mejorando. Las clases empezaron a tener sentido, los exámenes dejaron de ser tan complicados (o más bien, probablemente dejé de verlos tan complicados). ¿La tesis? Esa fue una historia aparte, el programa es muy intensivo entonces prácticamente tienes que dedicarle parte de tus últimos dos meses a tu tesis, y digo parte porque tienes que seguir haciendo trabajos, tareas… En fin, apenas hace un mes pude realmente comenzar con mi tesis cuando prácticamente el 80% de mis compañeros de la maestría ya llevaba al menos unas 50 páginas escritas. Yo ni siquiera sabía por dónde empezar con mi tema. Había realizado el modelo de un edificio, mi modelo no se comportaba de forma ideal en la computadora y en resumen, me tomó 2 semanas y media hacerlo funcionar, lo que significaba: sí, menos de semana y media para escribir al menos unas 60 páginas con calidad. 

Entre mis compañeros de maestría y yo nos apoyamos. Llega un punto en el que verdaderamente te hartas de que llevas toda la semana trabajando, llega el Sábado por la noche y… ¿Adivina qué? Tienes que seguir trabajando o no acabarás. Dada esta deprimente situación, un Sábado antes de entregar la tesis decidimos lo siguiente: no podíamos ir a un bar, pero haríamos de nuestro laboratorio un bar (sé que la imagen es patética pero no quedaba de otra). En fin, compramos nuestros licores y mientras las copas seguían y fluían, seguíamos escribiendo nuestras tesis. Debo confesar, que sí me puse un poco borrachillo pero escribí 5 páginas impresionantemente bien y desarrollé una matriz de estructuras en Excel que me quedó… ufff. Nota, no por esto me haré un alcohólico pero las ideas fluyeron como nunca. 

Mi tesis fue finalmente aprobada, no tenía mucho texto pero sí un modelo estructural bien hecho, muchas fotos y resultados. Cuando mi profesor la vio simplemente me dijo: en verdad que me gusta tu tesis, creo que es de las pocas que he visto que tienen algo de original, casi todos tus compañeros escribieron cientos de páginas pero porque copiaron todo de los libros. Te voy a pedir un favor, imprímeme una copia porque la quiero tener. Wow, fue el mejor cumplido que pudieron haberme dicho. Una semana después revisé mis calificaciones: este semestre saqué puras “A´s”, así que acabé el semestre con un promedio perfecto o manejado en términos gringos: con un GPA de 5.0. 

Así que finalmente la historia tiene un final feliz y fue cuando me paré enfrente del “Gran Domo” hace una semana, viendo el edificio principal de MIT me quedé pensando cómo ese sueño se originó hace ya diez años cuando vi la película “Mente Indomable” y lo imposible que parecía que yo estudiara aquí en ese momento, todos los altibajos por los que pasé y cuántas piedras no se interpusieron en el camino. Y ahora, mi sueño ya fue una realidad, se cumplió, estoy por graduarme. ¿Y ahora qué sigue? Pues… tengo que seguir creando sueños, el siguiente gran sueño de mi vida es construir mi edificio “T”, diseñar su estructura, hacer los planos, construirlo y verlo girar. ¿Imposible? Bueno… los sueños tienen un problema muy particular: cuando trabajas y crees en ellos, terminan haciéndose una realidad…

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