Por: Trixia Valle
El bullying es el fenómeno social más creciente en la actualidad. En 2007, el Estudio entregado al Secretario General de la ONU sobre violencia, nos dice que 7 de cada 10 niños en México han sufrido acoso escolar en alguna etapa de su vida y las consecuencias de haberlo sufrido han sido fatales en algunos casos. El hecho de que el fenómeno esté creciendo en violencia y constancia, tiene consecuencias terribles como deserción escolar y baja autoestima, las cuales son un lastre para tener éxito en la vida.
A fin de entender lo grave que es que el bullying aparezca constantemente en la vida de las personas, debemos comprender que el Estado gasta millones de millones de pesos en educación -porque se supone que una vez que sean adultos- esa educación será retribuida al país en pago de impuestos, que a su vez costeen la educación de las siguientes generaciones. Entonces, si un joven no acaba su escuela y pone un puesto de tacos o limpia vidrios, los impuestos no llegan de vuelta al Estado, y eso da como resultado un déficit en la inversión.
Por ello, es URGENTE, detener el fenómeno bullying de todas las maneras que sean posibles. Para hacerlo, lo principal es la prevención, misma que se hace regularmente a través de pláticas o talleres con el fin de sentir empatía por las víctimas; buscando que así los victimarios y testigos desistan en su actuar. La efectividad de la concientización a través de pláticas tiene un promedio de 30% en baja de violencia, de acuerdo a las investigaciones de la UNAM en intervención a escuelas de media superior en 2016.
Sin embargo, es muy importante que el conocimiento tenga una aplicación práctica para poder crear un cambio o una diferencia. Esto lo menciono, porque en ocasiones, los jóvenes no saben cómo aplicar las cuestiones que han sido aprendidas. Es decir, “sé que está mal bullear o dejarme bullear… pero, ¿ahora qué hago? ¿Cómo hago para que no me molesten?”, es lo que comentan los jóvenes.
Así que para mí es importante dividir la concientización del bien y el mal y el uso práctico del conocimiento a fines de defenderte. El bien y el mal se pueden aprender mediante vídeos y ejemplos que te convenzan que está mal que suceda el acoso. Sin embargo, para erradicar la agresión o victimización por medio de ajustes conductuales, será de vital importancia que se practique este cambio de conducta, por lo que la realidad virtual en la prevención de bullying, resulta una joya en efectividad y concientización.
Una cosa es escuchar sobre consciencia y otra cosa es accionar la consciencia.
Hay grandes diferencias entre accionar la consciencia y escuchar sobre ella. En el caso de escuchar, ésta es una información que puedes adoptar o no, según la emotividad recibida y el impacto de las palabras del orador, sin embargo, no hay una acción directa al hacerlo. Escuchar sobre consciencia puede resultar una sugerencia para no hacer el mal, pues quizás ni siquiera sabías que estabas haciendo algo negativo. En el caso de saberlo y aún así hacerlo, ahora se tiene un parámetro al haber recibido la plática y así la persona estará atenido a las consecuencias, pues ya sabe que algo está mal.
Por su lado, accionar, quiere decir: ejecutar, realizar, tratar, maniobrar, operar, maquinar o hacer algo. Así la REALIDAD VIRTUAL tiene la ventaja de que acciona la consciencia. Esta acción ya no sólo se queda en una información que puedes tomar o no, pues pasa a ser una práctica conductual que por más que quieras negar o eliminar de tu mente, ya está sembrada ahí para siempre. De esta manera el vivir una situación y enfrentarla, te prepara para hacer lo mismo en la vida real, te prepara para decir ¡BASTA AL ABUSO!
En el caso de los agresores, vivirse por media hora con unos lentes de realidad virtual y saberse maltratados, vejados o lastimados por el alumno que representa al opresor, genera una profunda empatía respecto a las agresiones y por más que la persona haya adoptado una posición de poder, el sentirse y vivenciarse como víctima, los puede hacer tomar consciencia de lo cruel de su actuar y dejarlo de hacer por voluntad propia.
La realidad virtual es una excelente alternativa para crear una estrategia que lleve al profundo entendimiento de que los ambientes de armonía y valores son ideales para cualquier persona y que el valiente es el que se atreve a denunciar y no permitir la violencia.
