José llevaba toda la vida en la misma escuela y ahora estaba en secundaria, tenía muchos amigos y se podría decir que era bastante popular. Los demás lo querían y lo aceptaban. Era un joven responsable y buena persona, un líder positivo. Sin embargo, cuando Roberto llegó a la escuela todo cambió…
Los primeros días se hicieron grandes amigos y les encantaba estar juntos para cualquier cosa que pudieran hacer, entraron juntos al taller de tae kwon do y como eran muy buenos en este deporte todos les temían y respetaban. El problema vino cuando a Roberto se le ocurrió hacer un club de terror on-line. Le propuso a José que juntos encontraran a otros compañeros para molestarlos y burlarse de ellos pensando que era una forma divertida e inocente de pasar el día.
José se negó, pues aunque sabía que no los golpearían, el simple hecho de poner apodos y difamar en línea es doloroso y no quería hacerlo. Al negarse, Roberto estalló en cólera, estaba irreconocible, nunca pensó que alguien tan encantador fuera a tener un arranque así.
- ¿Qué te pasa Roberto? Tú no eres así, dijo José con terror.
- ¡Mira estúpido! Tú no sabes nada de mí, ¡nada!, gritó.
- ¡Cálmate! Yo así no me llevó contigo, se levantó de golpe mientras que Roberto lo jaló del brazo y comenzó a golpearlo.
Ambos sabían pelear, pero Roberto era mayor en fuerza y tamaño, así que José terminó en el piso, Roberto le mostró una imagen muy comprometedora cuando José estaba borracho y con una chava que no era su novia en pleno beso…
- Si no me ayudas y me sigues la corriente, esta foto va a estar en cada muro… Tu muy adorada Adriana te va a mandar a volar inmediatamente… Tú fama de “niño bien” va a acabar. ¡Así que ya sabes, desde mañana empezamos con los trolls!
¿Qué habrías hecho tú?...
- Opción 1: Negarte ante las amenazas y tú mismo decirle a tu novia lo que hiciste.
- Opción 2: Reportar estas amenazas a la dirección y dejar de ser amigo de Roberto.
- Opción 3: Hacer lo que te pide Roberto por miedo a mayores problemas.
Creo que adivinarás que José decidió irse por lo “aparentemente más fácil” y le siguió la corriente a Roberto. Cuando tienes miedo te paralizas, enfrentar las cosas siempre es mejor. Él pudo haber borrado su perfil de red social, haber bloqueado y denunciado a Roberto, haber hablado con los directores, haberle confesado la verdad a su novia, haber hablado con sus papás… pero nada, el miedo lo tenía.
Así encerraron en el baño a Faustino y le cortaron el pelo con tijeretazos que dejaban ver su cráneo, desde ese día le llamaban “sidoso” y le preguntaban en tono burlón que si tenía cáncer. Faustino humillado sólo se alejaba mientras que todos sus compañeros se reían. Cuando por fin le comenzó a crecer el pelo, le pegaban chicles en los mechones para que tuviera que córtalos de nuevo.
El infierno. Todos los días, sólo “por diversión” molestaban a Faustino. Se convirtió de un estudiante de buenas calificaciones, en alguien que sacaba cuando mucho 6 y así también comenzó a tener problemas en su casa. No podía creer como habían cambiado las cosas en un momento… cómo era posible que de la “nada” ahora todos lo humillaban y repudiaban. Pues el resto de los alumnos se ensañaron con él.
La situación empeoró cuando le sacaban fotos en la escuela, incluso en el baño para ridiculizarlo en chats y redes sociales. Los pocos amigos que tenía comenzaron a ofenderlo y se quedó como “apestado” totalmente fuera de lo que hasta entonces era su sociedad y los niños con quienes creció. Sólo había crueldad. La vergüenza lo llevo a negar todo en su casa y con los maestros, inventaba excusas de lo que pasaba.
José se sentía mal por todo lo que le hacían a Faustino, pero seguía callado y apoyando a Roberto, incluso en un momento llego a disfrutar del poder que ahora tenían… se estaba corrompiendo. Ese es el problema con ser cómplice y testigo, que la vileza se contagia y al rato crees disfrutar al ver a alguien llorar.
El día en que todo cambió fue cuando estuvieron a punto de aventar a Faustino en un saco a un dique cercano, varios compañeros ya estaban listos para patearlo mientras estaba en el saco. Esto no sólo era bullying, sino que podía morir y así todos convertirse en delincuentes. A estas alturas ya no había mucho que hacer pues todos querían participar en los maltratos y nadie decía nada a los maestros.
- ¿Por qué me hacen esto?, grito desesperado Faustino, yo nunca les he hecho nada…
- ¡Ay cállate mariquita, si hasta lo disfrutas!, dijo burlón Roberto, al tiempo en que todos los demás gritaban: “Siiiiii, le encanta”.
- ¡No es verdad!, gritó de pronto José, ¡Claro que no le gusta todo lo que le hemos hecho, ya basta! ¡Basta! ¡Déjalo ir! ¡Lo vamos a matar!
- ¿Y qué perdería el mundo si se muere?, dijo riendo Roberto y los demás lo siguieron.
José se le abalanzó a Roberto, al tiempo en que le pedía a los demás que soltaran a Faustino, que iban a ser cómplices de un asesinato. Nadie reaccionaba, Faustino amarrado trataba de zafarse y correr. Afortunadamente, una compañera al darse cuenta de lo grave de la situación fue a llamar a los maestros.
- ¿Qué pasa aquí?, gritó el maestro de deportes quien era un hombre alto y fuerte.
Sujetó a José y a Roberto del brazo después de haberlos separado y les pidió a los demás que soltaran a Faustino quien por primera vez se atrevió a hablar de lo que sucedía. Tuvo que estar a punto de morir y salir gravemente herido para hablar. ¡Cuánto de esto se pudo haber evitado con una simple denuncia!